viernes, 11 de abril de 2014

OPORTO



"Porto a melhor cidade de Portugal"
30 de Mayo (2013)

En Oporto estamos dos noches instalados en la Pousada da Juventude, albergue/hotel muy correcto con vistas sobre el océano. Durante el día callejeamos por el casco antiguo, visitamos la catedral construida 



entre los siglos XII al XVIII. También nos llegamos a  la torre de los Clérigos, de 75 metros de altura, deteniéndonos en el mercado de Bolhao, lugar que ningún visitante de la ciudad se puede perder. Entre sus puestos decadentes encontramos la esencia de la ciudad, allí nos llama la atención ver a las vendedoras de verduras triturando los ingredientes para cocinar el “Caldo verde”.


Este mercado construido en 1914 alberga numerosos puestos de pescado, carne, verduras y flores que ubicadas en varios pisos se asoman sobre un gran patio central. Algo que tampoco hay que dejar de hacer es una entradita en la bella librería Lello e Irmao. 

Ya cansados nos detenemos  en el Café Majestic, un elegante café de los años 20 situado en la Rua Santa Caterina, allí nos relajamos para luego continuar nuestra marcha hasta que ya agotados nos acercamos a la Calle del Carmo para comer. Por allí circulan antiguos tranvías rehabilitados que alegran al viandante con el 



chirriar de sus ruedas y su característico ¡tan – tan!. 


Tras visitar la iglesia del Carmen entramos en un restaurante de la Calle del mismo nombre y pedimos para comer, de primero mi marido unas pataniscas" (buñuelos de bacalao) y yo sopa de legumbres, de segundo tripa a la moda de Oporto, nos sirven primero la sopa y las "pataniscas"" ,dejan también sobre la mesa una gran fuente con lo que creemos es la tripa, puesto que se ve, comemos tranquilamente, y cuando ya estamos terminando nos traen


otras dos bandejas gigantescas, yo digo que ya no habíamos pedido nada más y nos dicen que si que habíamos pedido  la tripa,  mi marido y yo  nos miramos aterrados,  lo  de la fuente gigante era  únicamente
el acompañamiento de las "pataniscas", no nos lo podemos creer, nosotros que pensábamos que habíamos terminado, comemos algo más pero no podemos con todo, lo peor es que vemos pasar ante nosotros deliciosos postres con los que por supuesto ya no nos atrevemos.   



Dedicamos las horas posteriores a pasear por la zona de Ribeira donde al caer la tarde cenamos (es un decir), en una de sus terrazas. 


Aún llegamos con luz al albergue. Desde nuestra ventana contemplamos la puesta del sol sobre la ría.

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Hoy : Productos de la tierra




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