domingo, 25 de octubre de 2009

ETAPA V RUITELÁN - FONFRÍA

Sábado 2 de Mayo


Etapa:21,3 Km (+4 Km. por error)

Nos despertamos a las 7:00 con el Ave María de Shubert y a continuación el Nessun Dorma, realmente ha sido un despertar muy agradable y apropiado, los hospitaleros nos ofrecen desayuno (3 Euros) y aceptamos, se compone de tostadas, pastas, sobados, mantequilla, miel, café y té.

A las 7:45 emprendemos la marcha, hoy toca subir fuerte hasta O Cebreiro, pensamos hacer una etapa corta y aprovechar para descansar.

Comenzamos a andar y vamos tan animados charlando, que no vemos la señal del Camino y seguimos por la carretera, cuando nos damos cuenta ya es tarde, por lo que en lugar de


retroceder seguimos por la carretera hasta Pedrafita y desde ahí tenemos que retroceder 4 Kms. hasta O Cebreiro, ¡menuda broma!, bueno como hoy vamos a descansar no le damos mayor importancia.

Entramos en Galicia, vamos caminando entre dos sierras Los Ancares y O Caurel, creo que por estas tierras habita el oso pardo y los urogallos, pero nosotros no se si por suerte o por desgracia, no hemos visto ninguno.

Llegamos a O Cebreiro a las 10:45H., vamos directos al Albergue, pero en un bar que hay enfrente nos dicen que no abren hasta las 13:00H. Tras sopesar pros y contras decidimos seguir camino, pero antes damos una vuelta por el diminuto y bonito pueblo.

Es O Cebreiro probablemente el pueblo más turístico de los que hasta ahora hemos pasado, pero también uno de los más auténticos, una aldea de otra época, casonas de piedra,

pallozas, la pequeña iglesia prerrománica de Santa María la Real…, estamos en Galicia, acabamos de decir adiós a las tierras leonesas.

Salimos del pueblo rodeados de multitud de mariposas de mil colores, pasada una hora

llegamos al Alto de San Roque, allí a 1270 metros de altitud se alza un gran monumento al peregrino, hacemos unas fotos y seguimos. Hemos decidido quedarnos en el Albergue de Hospital, pero cuando llegamos a ese pueblo resulta que ya no hay albergue, nos dirigimos a un mesón con la idea de pernoctar allí, tras inspeccionar un poco y a pesar de que el Mesón está muy limpio,
decidimos comer allí mismo, en el restaurante y luego seguir hasta Fonfría.

El Mesón que debe ser el único bar está muy animado con gente del lugar tomando el aperitivo, eso si todo hombres.



A las 16:00H. llegamos por fin a nuestro destino, pero antes hemos tenido que pasar el "Alto do Poio", desde donde admiramos bonitas vistas. La verdad es que para los kilómetros que llevamos entre pecho y espalda no estamos demasiado cansados.



En el Alto nos adelantan un grupo de ciclistas, hacer el Camino en bicicleta de montaña me parece muy duro, si que es verdad que los envidiamos en las bajadas, cuando los perdemos de vista en un ¡plas!, pero las subidas..., fijaros si no en la foto, hay muchos momentos en los que se tiene que echar pie a tierra y como os he dicho es muy duro.


Nos instalamos en el Albergue privado A Reboleira, en una gran habitación en la que están instaladas montones de literas.

Aprovecho para hacer la colada, me dirijo al cuarto de máquinas, donde hay lavadoras y secadoras, me quedo mirando las instrucciones y un señor que yo creo es del Albergue me indica todo lo que tengo que hacer, poner la ropa, los tres euros, poner el jabón, darle a un botón, “y ahora debe esperar 45 minutos”, me dice.

A los 45 minutos regreso, la ropa está tan sucia como antes y encima llena de jabón en polvo, en aquel momento se me acerca la hospitalera, cuando ve el desastre me dice, pero si ha puesto la ropa en la secadora… me quería morir de vergüenza y fastidio, además me comunica que la lavadora está estropeada, por lo que me va a tocar lavar a mano.

Voy con mi colada hacia unos lavaderos en los que ya están muy puestos en sus faenas, unos peregrinos de Irun, son muy salados y me hacen reír mucho, me explican que vienen de Roncesvalles y que ya llevan tres años haciendo el Camino Roncesvalles – Santiago, son unos “chavales” que andarán cercanos a los setenta, pero llevan un ritmo de envidiar.


Salimos a estirar las piernas y nos acercamos hasta la iglesia.

Luego tiendo la ropa y me tiendo yo también en una tumbona, la tarde es soleada y agradable, veo llegar a Luisa la peregrina de León, con la que charlamos un rato.


A las 9:00 H. dan un partido Madrid - Barcelona que levanta expectación, por lo visto en ese partido se juegan la liga, las cadenas que se cogen desde el albergue no lo retransmiten, y para las pequeñas radios de auriculares no hay cobertura, los hombres están bastante fastidiados pues les apetecía ver el partido. Me voy a hablar con la hospitalera, y muy simpática me dice que cree que en su casa hay un transistor y se va a buscarlo, tarda casi un cuarto de hora, regresa con una enorme radio de aquellas que se veían hace años por las playas, y que amargaban a todos los que estuvieran a cien metros a la redonda. “Es la del abuelo”, me dice con su cantarín acento gallego, “el no la necesitará, os la podéis quedar hasta mañana”.

Bueno la llegada del transistor es muy aplaudida, lo conectamos bajito para no molestar a los que no les interese, pero enseguida la gente se va acercando y al final hay un nutrido grupo de “escuchantes”, como se dice ahora. Todos son del Madrid menos nosotros que somos del Barça, el resultado es el ya conocido de 2-6, pero la cordialidad entre unos y otros es total, y pasamos una entretenida velada, yo la verdad es que me paso casi todo el rato hablando con Araceli, una chica bibliotecaria de un pueblo de León, a la que espero volver a encontrar en otra etapa pues es muy agradable, nosotras sólo tenemos el futbol como música de fondo. Luego se nos unen un matrimonio de Granada, ella Mari Angeles muy campechana y el marido, hincha del Madrid, habla con nosotras pero tiene el oído pendiente de la radio y el pobre cada vez está más nervioso.

A las 10 H. nos vamos a dormir, en la habitación ya reina el silencio y los ronquidos…

Coste del Albergue: 7 Euros

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Y hoy.... "Ríos del Camino"



Son muchos los ríos que nos acompañan a lo largo de nuestra andadura. Algunos apenas si son tales, pequeños arroyos que en algunos casos llegan a inundar el Camino. Otros en cambio ya son más importantes, vamos encontrando a nuestro paso el Meruelo en Molinaseca, el Cua en Cacabelos, el Valcarce que nos acompaña por todo el valle del mismo nombre, el Miño en Portomarín donde llena el embalse de Belesar.

La proximidad del agua alegra al peregrino, y en época veraniega supongo que deben ser una gran ayuda para refrescarse del calor.

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