
Etapa:21,3 Km (+4 Km. por error)
Nos despertamos a las 7:00 con el Ave María de Shubert y a continuación el Nessun Dorma, realmente ha sido un despertar muy agradable y apropiado, los hospitaleros nos ofrecen desayuno (3 Euros) y aceptamos, se compone de tostadas, pastas, sobados, mantequilla, miel, café y té.
A las 7:45 emprendemos la marcha, hoy toca subir fuerte hasta O Cebreiro, pensamos hacer una etapa corta y aprovechar para descansar.
Comenzamos a andar y vamos tan animados charlando, que no vemos la señal del Camino y seguimos por la carretera, cuando nos damos cuenta ya es tarde, por lo que en lugar de


Llegamos a O Cebreiro a las 10:45H., vamos directos al Albergue, pero en un bar que hay enfrente nos dicen que no abren hasta las 13:00H. Tras sopesar pros y contras decidimos seguir camino, pero antes damos una vuelta por el diminuto y bonito pueblo.



A las 16:00H. llegamos por fin a nuestro destino, pero antes hemos tenido que pasar el "Alto do Poio", desde donde admiramos bonitas vistas. La verdad es que para los kilómetros que llevamos entre pecho y espalda no estamos demasiado cansados.

En el Alto nos adelantan un grupo de ciclistas, hacer el Camino en bicicleta de montaña me parece muy duro, si que es verdad que los envidiamos en las bajadas, cuando los perdemos de vista en un ¡plas!, pero las subidas..., fijaros si no en la foto, hay muchos momentos en los que se tiene que echar pie a tierra y como os he dicho es muy duro.
A los 45 minutos regreso, la ropa está tan sucia como antes y encima llena de jabón en polvo, en aquel momento se me acerca la hospitalera, cuando ve el desastre me dice, pero si ha puesto la ropa en la secadora… me quería morir de vergüenza y fastidio, además me comunica que la lavadora está estropeada, por lo que me va a tocar lavar a mano.
Voy con mi colada hacia unos lavaderos en los que ya están muy puestos en sus faenas, unos peregrinos de Irun, son muy salados y me hacen reír mucho, me explican que vienen de Roncesvalles y que ya llevan tres años haciendo el Camino Roncesvalles – Santiago, son unos “chavales” que andarán cercanos a los setenta, pero llevan un ritmo de envidiar.

Luego tiendo la ropa y me tiendo yo también en una tumbona, la tarde es soleada y agradable, veo llegar a Luisa la peregrina de León, con la que charlamos un rato.
A las 9:00 H. dan un partido Madrid - Barcelona que levanta expectación, por lo visto en ese partido se juegan la liga, las cadenas que se cogen desde el albergue no lo retransmiten, y para las pequeñas radios de auriculares no hay cobertura, los hombres están bastante fastidiados pues les apetecía ver el partido. Me voy a hablar con la hospitalera, y muy simpática me dice que cree que en su casa hay un transistor y se va a buscarlo, tarda casi un cuarto de hora, regresa con una enorme radio de aquellas que se veían hace años por las playas, y que amargaban a todos los que estuvieran a cien metros a la redonda. “Es la del abuelo”, me dice con su cantarín acento gallego, “el no la necesitará, os la podéis quedar hasta mañana”.
Bueno la llegada del transistor es muy aplaudida, lo conectamos bajito para no molestar a los que no les interese, pero enseguida la gente se va acercando y al final hay un nutrido grupo de “escuchantes”, como se dice ahora. Todos son del Madrid menos nosotros que somos del Barça, el resultado es el ya conocido de 2-6, pero la cordialidad entre unos y otros es total, y pasamos una entretenida velada, yo la verdad es que me paso casi todo el rato hablando con Araceli, una chica bibliotecaria de un pueblo de León, a la que espero volver a encontrar en otra etapa pues es muy agradable, nosotras sólo tenemos el futbol como música de fondo. Luego se nos unen un matrimonio de Granada, ella Mari Angeles muy campechana y el marido, hincha del Madrid, habla con nosotras pero tiene el oído pendiente de la radio y el pobre cada vez está más nervioso.
A las 10 H. nos vamos a dormir, en la habitación ya reina el silencio y los ronquidos…
Coste del Albergue: 7 Euros
Y hoy.... "Ríos del Camino"

Son muchos los ríos que nos acompañan a lo largo de nuestra andadura. Algunos apenas si son tales, pequeños arroyos que en algunos casos llegan a inundar el Camino. Otros en cambio ya son más importantes, vamos encontrando a nuestro paso el Meruelo en Molinaseca, el Cua en Cacabelos, el Valcarce que nos acompaña por todo el valle del mismo nombre, el Miño en Portomarín donde llena el embalse de Belesar.
La proximidad del agua alegra al peregrino, y en época veraniega supongo que deben ser una gran ayuda para refrescarse del calor.
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